¿Sabías que se necesitaron más de 2000 años para terminar la construcción de la Gran Muralla China?
El Muro, cuyas secciones se construyeron a lo largo de muchas dinastías y épocas chinas diferentes, sirvió para proteger a China de los invasores nómadas del norte. ¡Con una extensión de más de 20.000 kilómetros, es la estructura militar más grande del mundo!
Curiosamente, dado que fue construido en diferentes épocas, las distintas secciones del muro están hechas de diferentes materiales. Los tramos más conocidos son de piedra o ladrillo, pero el muro también tiene tramos de tierra apisonada, que no son más que materiales naturales compactados con tierra.
Aunque muchos consideran que las secciones de tierra apisonada del muro son más débiles, en realidad tienen un beneficio muy notable del que carecen las otras secciones: las biocortezas.
¿Qué son las biocrustas?
Las biocostras son capas de organismos naturales como cianobacterias, algas, musgos, hongos y líquenes. Se encuentran en la superficie del suelo y sirven como una capa adicional de protección contra fuerzas naturales como la erosión del viento y la lluvia, así como contra la degradación del suelo dentro de la propia Gran Muralla.
Sin embargo, los investigadores han descubierto que las zonas de tierra apisonada con biocortezas eran hasta tres veces más fuertes que la tierra apisonada desnuda.
También se descubrió que las secciones con biocorteza eran hasta un 48% menos porosas, lo que significa que permitían que entrara mucha menos agua en la pared, evitando la erosión hídrica. De todas las diferentes biocortezas, las de musgo resultaron ser las más fuertes.
Sin embargo, a medida que las temperaturas globales sigan aumentando debido al cambio climático, muchas biocortezas pueden desaparecer. En el caso de las biocortezas de musgo, podrían deteriorarse hasta convertirse en cortezas más débiles que podrían amenazar la estructura de la Gran Muralla China.
El futuro de la Gran Muralla
La Gran Muralla China es muy importante para la historia y la cultura de China, e incluso es considerada una de las Siete Maravillas del Mundo y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por lo tanto, es crucial protegerlo de la erosión de las fuerzas naturales, así como de los efectos potenciales del aumento de las temperaturas globales.
Sorprendentemente, la opinión popular solía ser que las biocortezas eran malas para la Gran Muralla y otras estructuras históricas, lo que llevó a muchas personas a eliminarlas.
Nuevas investigaciones pueden demostrar lo contrario. Laboratorios de todo el mundo están trabajando para estimular el nuevo crecimiento de biocortezas en un intento de restaurar las costras dañadas y extender su crecimiento a más áreas de la pared. Sin embargo, los conservacionistas de sitios históricos siguen divididos sobre si utilizar o no biocrustas para preservar mejor la Gran Muralla China.
Aunque existe cierta preocupación por los efectos del cambio climático en las biocortezas, los científicos esperan que sobrevivan gracias a su capacidad para modificar sus procesos internos, lo que les facilita soportar cambios ambientales extremos. Esta característica convierte al biocrust en un buen candidato para intervenciones naturales destinadas a preservar estructuras delicadas.
A medida que esta investigación continúa desarrollándose, tal vez el campo de la conservación histórica pueda orientarse más hacia soluciones naturales como las biocortezas, ¡y tal vez esto también pueda trasladarse a otros campos!
Fuentes: Science, World Atlas, CNN, UNESCO