¿Sabías que los castores se encuentran en todas partes de América del Norte con la excepción de las tierras más secas y los desiertos?
Por muy frecuentes que sean, su presencia en aumento exponencial en el Ártico está influyendo negativamente en el ecosistema que los rodea. Con el aumento de la temperatura que se produce debido al calentamiento global, incluso el frío norte se está calentando lo suficiente.
A medida que los árboles se mueven hacia el norte en un clima cálido, también lo hacen los castores que usan los árboles para construir sus hogares y, a su vez, otras especies que dependen de los hábitats de los castores.
¿Por qué construir represas en primer lugar?
Los castores construyen represas a través de corrientes de agua para crear pequeños estanques tranquilos donde pueden construir un refugio que los proteja de cualquier depredador natural, como lobos y coyotes. ¡Estas represas tienen un gran efecto en el medio ambiente que las rodea con la capacidad de influir en gran medida en arroyos, ríos e incluso lagos enteros!
Los estanques que crean los castores terminan siendo hábitats importantes para que vivan otros organismos, aumentando las poblaciones de peces y aves. También pueden mejorar la calidad del agua mediante la construcción de represas que ayuden a filtrar los contaminantes de forma natural. Al bloquear el flujo de agua, inundan el suelo cercano, lo que lo humedece y reduce la velocidad del agua lo suficiente como para disminuir las posibilidades de inundación.
Con todo, los castores son necesarios en muchos entornos debido a su capacidad para impactarlos en gran medida. Sin embargo, su expansión hacia el norte parece estar afectando los hábitats del Ártico más negativamente que beneficiándolos.
¿Cómo afectan los estanques de castores al norte?
El número de estanques en el Ártico se ha duplicado a 12.000 desde el año 2000. Hace cincuenta años no había rastros de castores o sus estanques en esta zona, pero ahora estas alteraciones se pueden ver a través de imágenes de satélite.
Estos estanques pueden cambiar el paisaje del Ártico, redirigiendo los ríos y, en consecuencia, los peces, dando a la población local y a los animales menos peces de los que depender.
No solo eso, sino que al convertir los arroyos en un sistema de estanques, los castores atrapan agua en el paisaje ártico. A medida que los estanques inundan el suelo de permafrost, el agua más caliente hace que el hielo congelado se derrita, liberando gases de efecto invernadero atrapados, como el metano y el dióxido de carbono. Estos gases atrapan más calor en la Tierra, acelerando el calentamiento global.
Además, el agua subterránea del derretimiento del permafrost hace que los estanques de castores se vuelvan más profundos y anchos, expandiéndose más lejos de su ubicación original. El derretimiento del permafrost también debilita el suelo, haciéndolo inestable y provocando la formación de grandes sumideros. Los sumideros causan daños a infraestructuras como carreteras y viviendas e impactan los ecosistemas.
Recientemente, la Universidad Anglia Ruskin de Cambridge recibió una subvención para investigar a fondo los efectos de los castores en el ecosistema del Ártico. Tal vez con los resultados de su investigación, podamos encontrar formas de disminuir los efectos que estas lindas criaturas pueden causar en el mundo.
Fuentes: BBC, Nature, Humane Society, NPS, WWF