Imagínese en una playa por la noche mirando las estrellas y la Vía Láctea iluminando el cielo... ¡y en ese momento el agua se vuelve de un impresionante azul eléctrico!
Lo que estás presenciando es un fenómeno natural conocido como bioluminiscencia. La bioluminiscencia es un proceso por el cual las criaturas marinas emiten luz de su cuerpo.
Perseguir y capturar este fenómeno se ha convertido, de hecho, en una actividad turística en lugares como Nueva Zelanda. Muchos llaman a esta vista la "aurora de los mares", inspirada en la aurora austral o las luces del sur en el cielo.
¿Qué causa la bioluminiscencia?
Muchos organismos exhiben bioluminiscencia, como especies específicas de peces, calamares, medusas y luciérnagas. El brillo se atribuye a una reacción química que involucra una molécula llamada luciferina que reacciona con el oxígeno para producir luz desde el interior del cuerpo de un animal.
Los animales pueden controlar cuándo se encienden dependiendo de la situación. Pueden elegir la cantidad y el color de la luz dependiendo de si están huyendo de los depredadores, atrayendo a una posible pareja o cazando. Los colores son típicamente un azul o verde vibrante, esto se debe a que los colores que tienen longitudes de onda más cortas, como el azul y el verde, viajan fácilmente a través del agua.
En las aguas frente a la costa de Nueva Zelanda, los fitoplancton microscópicos brillan con un color azul neón cuando detectan la presencia de peces más pequeños que se los comen. Su luz hace que las olas brillen, que el agua brille y que los peces dejen rastros brillantes mientras nadan por el océano.
Cómo ver el resplandor
Los cazadores biológicos, entusiastas que persiguen este tipo de exhibiciones, a menudo exploran la playa en busca de olas bioluminiscentes durante todo el día. Como espectador, es importante investigar antes de visitar, ya que la bioluminiscencia no está garantizada. El plancton tiene un sentido del tiempo incorporado que les permite brillar solo durante la noche. Además, los días cálidos y lluviosos aumentan la posibilidad de que se produzca bioluminiscencia, ya que la escorrentía de la lluvia proporciona nutrientes que ayudan a estimular las algas.
Por otro lado, demasiado viento puede hacer que los organismos se hundan y se dispersen. Durante el día, las mareas rojas y las pequeñas bolsas de algas son indicadores de que podría haber un espectáculo bioluminiscente por la noche.
Las olas bioluminiscentes son realmente una de las vistas más singulares e impresionantes para ver. Nos recuerdan las muchas criaturas exóticas que habitan nuestro planeta y nuestra responsabilidad de protegerlas para las generaciones futuras.
Fuentes: Guardian, National Geographic, Smithsonian