¿Sabías que la Ciudad de México, una de las ciudades más grandes del mundo, está experimentando una crisis hídrica histórica?
¡Muchos residentes se enfrentan a agua no apta para el consumo o no tienen agua corriente!
Las sequías, sumadas al envejecimiento de las infraestructuras, están causando problemas importantes. De hecho, más del 75% de México está lidiando con algún tipo de sequía. Muchos esperan que el “Día Cero”, cuando los niveles de agua se agoten por completo, ocurra tan pronto como el 26 de junio.
Entonces, ¿cómo están afrontando la escasez los ciudadanos de la Ciudad de México y qué se está haciendo para aliviar la tensión? ¡Vamos a averiguar!
¿Qué causó la escasez?
El aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones están provocando sequías y escasez de agua en ciudades de todo México.
Actualmente, los embalses de la Ciudad de México están a menos del 40% de su capacidad: ¡un mínimo histórico! Los niveles de agua están tan agotados que recientemente una de las cuencas de captación de agua de lluvia de la ciudad se incendió y quemó 75 acres.
Además, el sistema de agua de la ciudad es viejo y tiene fugas. Se estima que entre el 30 y el 40% del suministro de agua se pierde debido a fugas en tuberías subterráneas y sifones ilegales. Y cuando todavía faltan meses para la temporada de lluvias, la ciudad está luchando por encontrar una solución.
Con todos estos detractores, los problemas del agua en la Ciudad de México son aún más profundos. Antes de la colonización española, la Ciudad de México era una isla. Situada en medio de un lago, la ciudad tenía un amplio suministro de agua. Después de que los españoles conquistaron la ciudad, sus antiguos sistemas de agua fueron destruidos y el lago se drenó para crear una ciudad de estilo más europeo.
Para reemplazar el agua drenada, comenzaron a bombear desde acuíferos subterráneos profundos para satisfacer las necesidades de agua de la ciudad. Ahora esos acuíferos se están secando. Desafortunadamente, se ha extraído tanta agua que el suelo está sufriendo un proceso llamado hundimiento. El peso de la ciudad ya no se puede soportar, y la ciudad se hunde entre 15 y 20 pulgadas cada año, provocando calles torcidas y socavones, además de amenazar el sistema de metro de la ciudad.
¿Cómo se las arreglan los residentes?
Muchos residentes sólo tienen agua durante aproximadamente una hora al día, y aún más personas pasan meses sin agua corriente.
La creciente preocupación por el agua ha provocado muchas protestas. Los lugareños deben inscribirse en una lista de espera para que los camiones entreguen agua a sus hogares. Desafortunadamente, incluso cuando reciben agua, ésta no es potable. Los ciudadanos se enfrentan a aguas negras y malolientes que ni siquiera son aptas para su limpieza.
La mayoría se ve obligada a comprar agua embotellada cara para beber y lavarse. La escasez es tan grave que los parques y gimnasios están limitando el número de visitantes porque la gente empieza a utilizar demasiada agua en las instalaciones.
Aunque muchos temen que el Día Cero esté a la vuelta de la esquina, los funcionarios están intentando mantenerlo a raya. Se han adoptado medidas para aliviar la carga sobre la infraestructura, como la prohibición de regar el césped y lavar los coches. El presidente mexicano López Obrador no cree que vaya a haber un Día Cero e insiste en que se están tomando medidas para restablecer el acceso al agua, como cavar nuevos pozos y tender nuevas tuberías.
Esperemos que estas mejoras continúen y que los ciudadanos de la Ciudad de México –y de México en su conjunto– obtengan el agua que tan desesperadamente necesitan.
Fuentes: NPR, CBS, NBC, US Today, MSN