Las termitas no son los insectos más queridos debido a su afición por comer la madera de las casas y los negocios.
Sin embargo, las colonias que construyen son increíbles en tamaño y complejidad y son vitales para secuestrar carbono.
Recientemente, se descubrió en Sudáfrica la colonia de termitas más antigua del mundo y los investigadores han estado estudiando sus efectos sobre el medio ambiente.
Antecedentes de la colonia
En Namaqualand, un matorral desértico a lo largo del río Buffels en Sudáfrica, aproximadamente el 27% del paisaje está salpicado de pequeñas colinas arenosas que los lugareños llaman "heuweltjies", que significa "pequeñas colinas" en afrikáans.
Esta zona alberga una enorme colonia de termitas recolectoras del sur (Microhodotermes Viator). En 2021, los investigadores quisieron investigar la misteriosa salinidad de las aguas subterráneas de la zona, por lo que utilizaron la datación por radiocarbono para identificar cuándo los minerales se filtraron al agua desde los montículos. Lo que descubrieron fue que la extensa colonia de termitas tenía unos 34.000 años, lo que rompió el récord anterior de 4.000 años.
Las colonias de termitas, en particular esta antigua, son estructuras enormes e intrincadas con control de temperatura, seguridad y un complejo laberinto de túneles, lo que las convierte en un tema de interés entre los investigadores. Sin embargo, aún más fascinante es el impacto que tiene la colonia en su entorno.
Papel de la colonia en el ecosistema
En estos montículos de termitas crecen manchas de flores primaverales, a pesar del paisaje seco e inhóspito. Esto también se debe a las termitas, que descomponen y excretan nutrientes que enriquecen el suelo alrededor de sus colonias.
Cuando llueve, los túneles actúan como canales para que el agua y los nutrientes disueltos fluyan profundamente hacia el suelo, lo que explica la salinidad del agua subterránea. La presencia de termitas y sus colonias masivas hace que los paisajes semiáridos sean más resistentes a la sequía y al cambio climático.
Aún más vital es el papel de las termitas en el secuestro de carbono. Las termitas recogen materia vegetal, como ramitas y plantas muertas, y la llevan a las profundidades subterráneas, donde los descomponedores no pueden convertirla en dióxido de carbono tanto como en la superficie. En cambio, el carbono de esta materia se almacena durante miles de años, parte de él es calcificado por microbios para actuar como protección adicional para la colonia contra excavadores como los cerdos hormigueros y como almacenamiento de carbono a largo plazo.
El carbonato de calcio se disuelve en los depósitos subterráneos durante los períodos de fuertes lluvias, lo que hace que el agua no sea potable, pero actúa como un sumidero de carbono eficaz. Se estima que cada termitero de la colonia de Namaqualand almacena alrededor de 15 toneladas de carbono.
Los investigadores continúan explorando las complejidades de las colonias de termitas y su papel en la lucha contra el cambio climático, pero la colonia de Namaqualand ha dejado en evidencia un hecho: las termitas son clave para hacer arid lands like the African Savanna, pastizales y bosques más resilientes a futuras sequías y al calentamiento global.
Fuentes: NY Times, Nature, Utexas.edu, The Conversation