¿Sabías que actualmente nos encontramos en medio de la temporada alta de huracanes en el Atlántico?
De agosto a octubre, la actividad de huracanes suele estar en su punto más alto. Esta semana, el huracán Francine golpeó la costa del Golfo de Luisiana como categoría 2 antes de debilitarse a tormenta tropical.
A principios de este año, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) pronosticó que 2024 sería una temporada muy activa, ¡una para los libros de historia! Sin embargo, curiosamente, el océano Atlántico ha estado inusualmente tranquilo, después del huracán Ernesto el 12 de agosto. Aprendamos más...
Predicción de huracanes
Los científicos utilizan datos de modelos informáticos e imágenes satelitales para monitorear y rastrear eventos meteorológicos. Los satélites monitorean patrones climáticos, patrones de nubes, temperaturas del océano y más en tiempo real. Los satélites de la NASA rastrean tormentas desde el momento en que se forman. Los satélites polares orbitan la Tierra dos veces al día, recopilando datos.
Los modelos informáticos simulan el océano y la atmósfera utilizando ecuaciones matemáticas complejas para proyectar el futuro. Al utilizar diferentes modelos informáticos para tener en cuenta las diferentes tormentas, los investigadores toman las mejores decisiones y realizan predicciones más precisas.
La NOAA predijo entre ocho y trece huracanes este año, y hasta ahora se han producido tres de ellos. Aparte de Ernesto, otros huracanes importantes fueron el huracán Beryl, de categoría 5, así como el huracán Debby, que afectó gravemente al área de Florida. Debido a estas tormentas extremas, todas las señales apuntaban a una temporada muy activa que comenzaría en septiembre.
Según el Dr. Klotzbach de la Universidad Estatal de Colorado, ¡nunca hemos experimentado este tipo de brecha en huracanes desde 1968!
¿Cuáles podrían ser algunas de las razones?
Una explicación es la reciente lluvia de alta intensidad en el Sahara. La lluvia en el desierto del Sahara ha sido un misterio ya que normalmente las perturbaciones atmosféricas sobre África se mueven a través del Océano Atlántico. En cambio, hay una gran tendencia a que las tormentas provoquen lluvias en el norte de África, con áreas alrededor del Sahara como Mauritania y Mali experimentando lluvias por encima de lo normal.
Aparte de esto, la propagación del polvo sahariano en el Atlántico también podría explicar la escasez de huracanes. El aumento del polvo y el aire muy seco en el Atlántico oriental afectan la formación de nubes.
A pesar de la temporada inusual que hemos tenido hasta ahora, los científicos todavía dicen que no es prudente dejar de mirar el pronóstico o pensar que la temporada de huracanes podría haber terminado. Según la actividad histórica, el 10 de septiembre es el pico de la temporada, y generalmente hay más actividad después.
Si bien no sabemos completamente si los pronósticos anteriores resultarán precisos, con el cambio de clima en el Atlántico, desde África hasta los Estados Unidos, los patrones de huracanes parecen no ser como antes.
Fuentes: NY Times, NOAA, Miami Herald, ABC News