¿Por qué se ralentiza la corriente oceánica?

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Imagínese 5.200 millones de galones de agua moviéndose por segundo, ¡casi 100 veces el caudal del río Amazonas!

La Corriente del Golfo, una poderosa corriente del océano Atlántico, es responsable de este movimiento de agua.

Sin embargo, la evidencia muestra que la Corriente del Golfo se está desacelerando y la corriente es más débil de lo que ha sido durante miles de años. A los científicos les preocupa que pueda cerrarse por completo para el 2100. Esto podría tener consecuencias devastadoras para el clima, el nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos. Descubramos más.

¡La bomba de calor de nuestro planeta!

La Corriente del Golfo regula el clima actuando como una bomba de calor para nuestro planeta. Es parte de un enorme sistema de corrientes oceánicas circulantes y vientos conocido como AMOC (Circulación de vuelco meridional del Atlántico).

¿Qué causa exactamente estas corrientes? Resulta que los vientos de África empujan el agua hacia el oeste hasta la costa de América del Sur y el continente. Las aguas más cálidas del ecuador continúan por América del Norte y finalmente se enfrían a medida que se acercan al polo. Aquí, el agua fría, salada y densa se hunde en las profundidades del mar y viaja de regreso al sur.

La Corriente del Golfo es responsable de transferir calor desde los trópicos a las partes del norte del mundo, especialmente a Europa occidental y septentrional.

La causa de la desaceleración

El flujo de la Corriente del Golfo solo se ha medido directamente desde 2004. Sin embargo, los investigadores han estado usando evidencia como sedimentos, núcleos de hielo, anillos de árboles y corales de aguas profundas para buscar patrones que se remontan a cientos de años.

Los científicos creen que el calentamiento global está debilitando la corriente oceánica. En el norte, el agua tiende a ser fría y salada, lo que la hace densa y permite que se hunda y circule. Sin embargo, el aumento de las precipitaciones y el derretimiento de las capas de hielo y los glaciares del Ártico están agregando más agua dulce y haciendo que las aguas polares sean menos densas. Como resultado, hay una ralentización de la corriente.

De hecho, una región de agua fría, conocida como “mancha fría”, se ha formado cerca de Groenlandia porque el agua más cálida del sur no viaja a la región. Mientras tanto, en el noreste de Estados Unidos, las aguas del Golfo de Maine se están calentando a un ritmo rápido.

Además, los científicos también han creado una cadena de sensores para medir las corrientes oceánicas a cientos de pies de profundidad en el Océano Atlántico. Los estudios han demostrado que la Corriente del Golfo se ha desacelerado en un 15% desde 1950 y puede debilitarse en otro 45% para 2100.

¿Cuáles podrían ser los impactos?

Una posible implicación de la desaceleración de AMOC es que Europa puede enfriarse drásticamente. En el pasado, cuando se cerró la corriente, Europa experimentó tal efecto, pero hoy este enfriamiento podría ser cancelado por el calentamiento global.

Sin embargo, es probable que los patrones de lluvia cambien, lo que haría que partes del norte de África y Europa fueran más secas y que el hemisferio sur se volviera más húmedo.

Los estudios también han encontrado que el aumento del nivel del mar podría convertirse en un problema mayor en las ciudades costeras cuando AMOC se ralentiza, lo que representa una amenaza para áreas como Florida, Nueva York, Massachusetts y Carolina del Norte.

Además, si el AMOC se ralentiza, se acumulará más agua caliente cerca de las áreas tropicales. Este aumento de la energía térmica en el agua podría provocar huracanes más fuertes y frecuentes. Ya existen patrones de olas de calor y tormentas más severas como resultado de corrientes oceánicas más débiles.

Los científicos nos dicen que al trabajar para revertir el cambio climático ahora, con suerte, podemos cambiar de rumbo. Este estudio también muestra cómo nuestro planeta y los muchos sistemas que hacen posible la vida están estrechamente relacionados.

Fuentes: LiveScience, NY Times, Washington Post, NOAA