¡Investigaciones recientes han descubierto que los animales pueden cambiar de forma en respuesta a un clima más cálido!
Esto puede sonar como un dispositivo de trama de una película de hombres lobo. Sin embargo, como sugiere el nuevo estudio, al menos 30 especies han ido evolucionando en diferentes tamaños y formas de ciertas partes del cuerpo.
Científicos de la Universidad Deakin en Australia y la Universidad Brock en Canadá colaboraron en un metanálisis. Un metanálisis es un tipo de estudio que se basa en muchos estudios previos para llegar a una conclusión, incluidas publicaciones y muestras de museos.
Los resultados
Los científicos descubrieron que los murciélagos chinos de hoja redonda habían desarrollado alas más grandes. Los ratones crecieron colas más largas y los conejos europeos orejas más largas.
También se observaron cambios similares en las aves. Con acceso a las colecciones de los museos, los científicos podrían remontarse al siglo XIX. Se dieron cuenta de que varias especies de loros australianos, como el loro rabadilla roja y la cacatúa gang-gang, aumentaron el tamaño de sus picos en un 4-10% desde 1871.
Las codornices criadas en un laboratorio que es más cálido que su hábitat natural crecieron picos más largos. Los ratones de laboratorio también desarrollaron colas más largas.
La evolución detrás de mantenerse fresco
En 1847, el biólogo Carl Bergmann observó que las especies de climas fríos eran a menudo más gruesas y grandes que sus homólogas más cálidas cerca del ecuador. Él planteó la hipótesis de que estas adaptaciones permitían a las especies retener mejor el calor en sus ambientes fríos. Esta idea se denominó Regla de Bergmann.
Tres décadas después, otro biólogo, Joel Asaph Allen, se basaría en las ideas de Bergmann. Allen señaló que las especies en climas fríos desarrollaron partes del cuerpo más cortas, conservando el calor. Las especies de climas cálidos desarrollaron partes del cuerpo más grandes, liberando calor.
Esto explica por qué los elefantes, por ejemplo, tienen orejas tan grandes en relación con el tamaño de su cuerpo. Con una mayor superficie, los elefantes pueden bombear más sangre y así liberar más calor de sus oídos. Este principio se llama Regla de Allen y permanece constante incluso en criaturas más pequeñas como pájaros y ratones. Las aves liberan calor a través de sus picos o picos, mientras que los ratones lo hacen a través de sus colas.
Cambio de forma y cambio climático
Los científicos piensan que los cambios de forma de los animales son adaptaciones a temperaturas más cálidas bajo el cambio climático.
Sin embargo, Sarah Ryder, una de las autoras del estudio, advierte: "El cambio de forma no significa que los animales estén lidiando con el cambio climático y que todo esté bien".
Más bien, estas adaptaciones son una señal de que los animales están evolucionando para resistir las nuevas condiciones climáticas. Sigue siendo incierto si estos cambios serán beneficiosos a largo plazo. Los colibríes, por ejemplo, confían en sus picos con forma de paja para extraer el néctar de las flores. Si sus picos ya no les quedan, los colibríes pueden tener dificultades para encontrar fuentes de alimento y sufrir desnutrición.
Por ahora, los científicos planean realizar más investigaciones para explorar este fenómeno.
Fuentes: Smithsonian, BBC, NPR, The Conversation