Un robot entre los pingüinos

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Para los pingüinos emperador que viven en el hielo marino de la bahía de Atka en la Antártida, hay un compañero curioso entre ellos.

El robot ECHO amarillo brillante sobre ruedas atrae poca alarma de los pájaros, que han llegado a aceptarlo como una rareza inofensiva. Sin embargo, para los científicos que controlan remotamente el ECHO, el robot es una valiosa fuente de información.

Los pingüinos emperadores viven casi exclusivamente en la Antártida y son extremadamente vulnerables al cambio climático. El calentamiento global está provocando la pérdida de hielo marino, lo que interrumpe su capacidad para reproducirse y encontrar alimento para sus polluelos. Si continúan los niveles actuales de emisiones de gases de efecto invernadero, un estudio reciente proyectó que el 98% de todas las colonias de pingüinos emperador podrían extinguirse para el año 2100.

Por lo tanto, herramientas como ECHO son muy importantes y ayudan a los científicos a monitorear las poblaciones de pingüinos sin molestar a las aves.

Recopilación de datos de movimiento lento

Con 3 pies de altura, el ECHO es más bajo que la mayoría de los pingüinos emperador. Y con su paso serpenteante, mucho más lento que el de un humano, el robot se integra bien en su entorno y no asusta a los pingüinos.

Desde 2017, el científico Dan Zitterbart y su equipo han estado etiquetando pingüinos para monitorearlos de forma remota. Antes de ECHO, los investigadores dependían únicamente de SPOT, o el observatorio de Seguimiento y Observación de Pingüinos Únicos. Instaladas en 2013, las 16 cámaras del observatorio pueden capturar imágenes de pingüinos en alta definición. Sin embargo, identificar pingüinos marcados dentro de un grupo fotografiado fue una tarea agotadora e ineficiente.

Con ECHO, los investigadores pueden acelerar el proceso. Equipado con receptores inalámbricos, ECHO capta los sensores conectados a los pingüinos. A partir de ahí, los investigadores pueden analizar instantáneamente los datos de los pingüinos marcados.

Protegiendo a los emperadores

Al igual que los osos polares, los pingüinos emperador dependen en gran medida del hielo marino como elemento crucial de su ecosistema nativo. Las aves regresan a la tierra helada después de los viajes de caza para descansar, cuidar a sus crías y escapar de los depredadores.

Como resultado, los pingüinos emperador se han visto muy afectados por las fluctuaciones del hielo marino. En 2016, cuando los niveles de hielo marino eran bajos, se ahogaron la asombrosa cifra de 10 000 pollitos en Halley Bay. La colonia aún no se ha recuperado. Por el contrario, si hay demasiado hielo marino, los pingüinos se ven obligados a nadar mar adentro. Esto aumenta el riesgo de que sus polluelos mueran de hambre.

El monitoreo a largo plazo como con ECHO y SPOT puede ayudar a los científicos a analizar cómo el cambio climático está afectando el comportamiento de los pingüinos y el ecosistema antártico. Los pingüinos emperador son los principales depredadores de la cadena alimentaria y los cambios adversos en sus poblaciones pueden alertar a los científicos sobre el declive de otras especies.

ECHO sigue siendo difícil de manejar con respecto a los giros y tiende a atascarse en la nieve acumulada. No obstante, los investigadores continúan mejorando los algoritmos del robot y apoyando a los pingüinos que observa. El siguiente video muestra cómo los pingüinos usan el hielo marino para lanzarse dentro y fuera del agua.

Fuentes: CNN, CBS, The Conversation, Smithsonian